Esa es mi reacción luego de ver la película. Ya no tiene la gracia, el sarcasmo, la parodia, la farsa, de la primera película, ni siquiera estuvo cerca de la segunda. Es notorio que su producción fue apresurada para aprovechar el éxito de Shrek 2. La duración de poco más de una hora, y la historia tan convencional, me hace pensar que incluso pudo haber sido pensada originalmente para venderse en video, y luego decidieran llevarla al cine.
No hay el chiste memorable, ni el punchline gráfico, simplemente, es como si los productores consideraron que esté como esté, la película sería aceptada por el público. No dudo que haya a quienes les gustó y la disfrutaron, pero en lo personal, quedó muy lejos de sus antecesoras. La fórmula se desgastó, y muy pronto.
No aprovecharon la mitología arturiana, y se suponía que esa era la línea del argumento, el cual prefirieron llevarla por la típica edificación del loser en un triunfador, trama que, además, ni fue bien desarrollado. Nada de Excalibur, nada del Santo Grial, ni la Dama del lago, y unas brevísimas líneas de Lancelot y Guinivere... ¿no había material suficiente ahí? Los escritores pensaron que no.
Uno pensaría que harían chunga del concepto de Disney Princess cuando anunciaron que las clásicas princesas iban a tener un carácter más fuerte, pero no. Simplemente, tuvieron su momento pero ya nada más, convirtiéndose en algo intrascendente para el resto de la historia. Mucho menor fue la paternidad del ogro protagonista. No hubo ganas de aprovechar los elementos disponibles, pero sí de explotar la mercadotecnia.
Y todavía anuncian que habrá una cuarta, ya hasta la están promoviendo.
(Imagen tomada de Wikipedia)
En fin, el ogro favorito ya no es el mismo. Lo mató la paternidad, pero de sus creadores.
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